Por Diego Marr
4 Abril 2025
Solo voz y guitarra: La esencia íntima de una canción acústica
Siempre he creído que una canción puede tener muchas vidas. Algunas nacen con toda una banda detrás, con producción, efectos, coros, sintetizadores y arreglos que le dan fuerza y color. Pero otras, o quizás las mismas, pueden renacer cuando se les quita todo eso y quedan desnudas. Solo una guitarra. Solo una voz. Eso es justo lo que estoy por hacer.
Estoy trabajando en un nuevo proyecto que me emociona profundamente: grabar y lanzar una versión acústica de cada una de mis canciones de estudio. Una por una. Cada una convertida en algo nuevo, algo más íntimo, más vulnerable. Y cuando todas estén listas, planeo reunirlas en un álbum acústico que saldrá a principios de 2026.
Esta idea no es nueva. La llevo cargando desde hace años, desde una noche que marcó algo en mí. La empresa para la que trabajaba me contrató para tocar con mi banda en su fiesta anual de Navidad. La mayoría de los empleados solían ir a vernos al House of Blues, así que estaban entusiasmados. Pero, a último momento, mi banda canceló. Tuve dos opciones: cancelar también… o subirme solo al escenario. Y aunque no había preparado un set acústico, me armé de valor y salí a cantar con mi guitarra.
El lugar: un salón enorme del MGM Grand Hotel en Las Vegas. Más de mil personas bailando, ya con unos alcoholes arriba, pasándola bien con música animada. Pensé: “Voy a romper el ambiente con esta onda acústica”. Decidí empezar con un cover, algo seguro: Under the Bridge de los Red Hot Chili Peppers. En cuanto toqué los primeros acordes, el lugar estalló. Fue una reacción inesperada, poderosa. La gente empezó a cantar conmigo. Y yo, que estaba temblando de nervios, me dejé llevar por esa energía. Cuando terminé el set —y después de un par de encores— una chica se me acercó y me pidió que tocara en su boda, que era en dos semanas. Le prometí que esta vez iría con toda la banda. Pero ella me interrumpió: “No quiero la banda. Quiero exactamente lo que vi hoy: tú, tu voz, y tu guitarra. Nada más.”
Esa frase se me quedó grabada. Días antes de su boda, me pidió que aprendiera una canción para dedicársela a su futuro esposo: Santería, de Sublime. Era “su canción”, la que los unía desde que empezaron a salir. Él no sabía que la iba a cantar.
La guardamos para el final. Justo antes de interpretarla, le pedí que se sentara frente a mí. Le dije que su esposa tenía una sorpresa para él. En cuanto canté el primer verso, le vi la cara iluminarse. Sonrió con una emoción difícil de describir. Y luego le cayeron lágrimas por las mejillas. Ese momento no fue solo especial para ellos. Fue especial para mí. Entendí el poder que puede tener una canción cuando se entrega sin adornos, sin filtros, sin nada más que una historia bien contada con acordes y voz.
Desde entonces, siempre he querido grabar mis canciones así. Como cuando uno las compone por primera vez, guitarra en mano, cantándole a la nada o a todo al mismo tiempo. Este año voy a empezar a lanzar esas versiones como sencillos. Y si todo sale como espero, a principios de 2026 podrán escucharlas todas reunidas en un álbum acústico.
De hecho, la primera canción de esta serie se lanzó hoy, 4 de abril de 2025. Se llama “Lo Que Pudo Ser” y te invito a escucharla en YouTube, Spotify y muchas plataformas más. Porque a veces, volver al origen es el camino más honesto. Porque a veces, menos es más. Porque a veces, solo una guitarra y una voz son suficientes para contar toda la historia.




